martes, 27 de octubre de 2015

El "Rancho de la Brea" capturó a las bestias.



Cuando alguien piensa en yacimientos paleontológicos se imagina un lugar de tierra con polvo y delimitado con cuerdas formando cuadrículas. Pero el yacimiento de fósiles de "El Rancho de la Brea" en Los Ángeles, EE.UU es diferente en ese y en otros muchos aspectos.
 
Reconstrucción de mastodonte.
Los paleontólogos extraen los huesos fosilizados hace 40.000 años con dificultad. El alquitrán almacenado hace más de 40.000 años ha conservado en perfecto estado los huesos, pero convierte el yacimiento en una pasta pegajosa y tóxica. 

En el parque Hancock, se pueden visitar pozos aún llenos de alquitrán en el que se reconstruye la escena de un mastodonte hundíendose en la brea. También se pueden visitar los yacimientos en proceso de excavación y el museo que contiene los restos fósiles extraídos. 

En la siguiente imagen vemos el proceso de excavación, sumamente lento y complejo por el tipo de material que sedimenta los huesos. Se obsevan varios huesos asomando.

 

 Los pozos actuaron como trampa natural. En aquel tiempo Los Ángeles era un lugar templado y más húmedo, la vegetación abundaba y los animales proliferaban en ese ambiente tan propicio. Al acercarse o intentar atravesar los pozos de brea, los grandes herbívoros quedaban atrapados y a su vez los carnívoros, que intentaban aprovechar la ocasión de conseguir una presa "fácil".

El yacimiento es único porque podemos conocer la fauna y flora de un momento histórico concreto con mucho detalle. No suele ser habitual que por ejemplo se conserven aves, y mucho más complicado escarabajos, aunque son los grandes mamíferos los que triunfan en la exposición permanente del Museo del Rancho de la Brea.

Smilodon fatalis.
El león era del de mayor tamaño, aunque otros grandes felinos como el smilodon fatalis, o un pariente cercano del guepardo. También estaban presentes lobos y osos de morro corto.
  
Esqueleto completo de Megatherium.
Entre los herbívoros el más popular es el megatherium, un pariente lejano de los perezosos actuales aunque le superaba en tamaño el mastodonte también presente en el yacimiento. 

En ese paisaje de hace 40.000 años podíamos encontrar también camellos primitivos (camelops hesternus), caballos, bisontes, antílopes, ciervos y un largo etc. 
En resumen, una mezcla de fauna africana y americana junto a especies únicas ya extintas.

Sin lugar a dudas El Rancho de la Brea  tiene propiedades únicas, y no se puede comparar con ningún otro yacimiento del mundo. Gracias a este lugar hemos recuperado una instantánea de un momento remoto que hubiera sido imposible conocer, al menos no con tanto detalle.

Llevan décadas excavando y quedan muchas toneladas de brea por retirar del yacimiento. No conocemos todavía todos los secretos que se esconden en la negra y pegajosa pasta milenaria que envuelve los huesos de estas increíbles criaturas.  

Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.datuopinion.com
Fotografías: myabccoolimages.com
Fuentes:
- El Rancho de la Brea, trampa paleontológica. Autor: José Manuel Peque Martínez.


jueves, 15 de octubre de 2015

¿La huella imposible?

William J. Meister no podía sospechar el revuelo que causaría el descubrimiento que estaba a punto de realizar. Aquella mañana de 1968, acompañado de su familia realizaron una excursión a unos 70 kilómetros de Delta, en el estado de Utah.

Fue su hija quien atraída por unos sedimentos con abundancia de fósiles, golpeó una de las pizarras seccionándola en dos partes transversalmente.
El molde se abrió y dejó a la vista lo que parecía una huella, que interpretaron como humana. Lo sorprendente es que en dicha huella, había dos trilobites.

Era por tanto un fósil imposible ya que hace cientos de millones de años no había seres humanos sobre la tierra. Ningún ser humano ha visto jamás un trilobite con vida.

¿Es realmente una huella de calzado humana? Eso es lo que precisamente vamos a intentar desvelar. Para ello, lo mejor será empezar describiendo el fósil.

Se trata como hemos descrito de una placa de pizarra seccionada en dos partes (positivo y negativo; o molde y contramolde).
La "huella" en sí, mide 32 cm de largo, 11,25 cm de ancho y 7,5 cm de profundidad en su talón.


a) Molde o huella del "zapato".
b) Relleno o contramolde de la huella.
Rodeados por círculos rojos se indican los negativos del fósil dejados por los trilobites.
Rodeados por círculos naranjas se señala la posición de los trilobites (positivo del fósil).
Recuadro amarillo: encuadre ampliado en la imagen que se muestra a continuación (abajo).

Detalle de uno de los trilobites.


¿Cómo se fosiliza una huella? ¿Y cómo son los fósiles de icnitas oficiales?


Lo primero que necesitamos es que un animal pise sobre un sedimento blando.
  
Sobre esa marca profunda se acumulan otros sedimentos que cubren la huella. Ese recubrimiento produce una discontinuidad de sedimentos. Y al fosilizarse y golpear el sedimento ambas partes se separan.

Como resultado final obtendremos por tanto dos fósiles: el molde (huella como tal) y el contramolde (relleno de la huella).



Vemos un ejemplo de dicho resultado fósil con una huella de dinosaurio.

Izq. huella, dcha. contramolde.

Después de lo que hemos visto lo que más me sorprende es que en la huella de calzado humano hay varias cosas que no cuadran.
Recordemos que para que la huella se preserve debe pisarse sobre un sedimento blando. Ese requisito se cumple, ya que como se ha mencionado antes, la profundidad del talón es de 7,5 cm.
Es curioso que al pisar los dos trilobites estos no se hundan en el sedimento. En el fósil aparecen ambos en relieve, uno en el molde (huella) y el otro en el contramolde (relleno). Pero en ninguno de los casos hundidos al nivel de la huella.

Animo a cualquiera a hacer un fácil experimento:
Coge plastilina y haz una base de medio centímetro de espesor. Pon dos granos de arroz o dos lentejas y apoya algo con fuerza formando una huella sobre los dos granos de arroz. Eso simulará una pisada sobre un barro blando. Al retirar el objeto que hace el efecto de la pisada, veremos la marca que ha dejado y como los granos de arroz han quedado hundidos al nivel de la huella.
Podemos complementar el experimento de niños cogiendo plastilina y haciendo un molde de dicha huella. Cuando separemos ambas partes, veremos como el molde (huella) tiene el arroz físicos incrustado y hundido al nivel de la huella; y como el contramolde (relleno) tiene la marca del arroz sutil.



¿Entonces? ¿Qué ocurre con esa huella? ¿Quien la hizo pisó sobre los trilobites, dejó la marca del tacón pero el trilobite no se hundió?

¿Hay alguna manera alternativa de explicar este fósil? La respuesta es SÍ.

Diversos tipos de nódulos.
Se trata simplemente de un nódulo. Un nódulo es la acumulación de materia alrededor de un objeto, sustancia o núcleo. Son muy abundantes y la variedad de contenidos es asombrosa. 


El siguiente ejemplo, es muy similar a la huella de William J. Meister. 

La diferencia es que el fósil de William J. Meister, quizás por la inexperiencia, está roto por varias partes. No ha sido partido limpiamente y eso ha dado una forma curiosa similar a un tacón. Aunque si nos fijamos con detalle ese tacón está lejos de ser perfecto. Además coincide con un nódulo, ya que en su interior se encontraron fósiles, concretamente dos trilobites y para más rotundidad, son los trilobites los que tienen molde y contramolde. Son ellos los que interactúan con el sedimento y aportan coherencia al fósil y no la "huella". 


Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: ucmp.berkeley.edu, thefossilforum.com, fossilmall.com, Germán Zanza, es.slideshare.net, origenhumano.blogspot.com, noticiasdeabajo.wordpress.com.
Fuentes:
- "Dinosaurios en La Rioja. Guía de yacimientos paleontológicos." Autores: Joaquín Moratalla García, José Luis Sanz García, Santiago Jiménez García.
- Programacontactoconlacreacion.blogspot.com.es

martes, 13 de octubre de 2015

La rana diablo.

Los primeros fósiles se descubrieron en 2007, y aunque eran escasos fueron suficientes para conocer su sorprendente tamaño. Se estimaron más de 40 cm para ese primer espécimen encontrado. Dadas sus dimensiones el nombre escogido no pudo ser más apropiado: Beelzebufo ó "rana diablo".

Tamaño Beelzebufo.
En 2014 el número de fósiles descubiertos era tan amplio que se pudo reconstruir el esqueleto con mucha precisión. Además los datos obtenidos de los esqueletos de individuos adultos revelaron que había una diferencia de tamaño de hasta el 20%.
Para explicar esta diferencia los paleontólogos ofrecen dos teorías principales. Los hay que dicen que se debe a una cuestión de tasas de crecimiento debida a la alimentación. Aunque la preferida por la mayoría lo explica alegando a un dimorfismo sexual. En la mayoría de los anuros las hembras son mayores que los machos.

En este punto, sería interesante comentar algunos datos básicos sobre este peculiar anfibio. Vivió durante el período Cretácico hace entre 70 y 65 millones de años en lo que ahora es Madagascar. Hay una interesante semejanza del Beelzebufo con algunas ranas de América del Sur, lo que hace pensar que Madagascar pudo estar conectado con éste continente.

Ceratophrys cranwelli.
En cuanto a su morfología llama la atención su cráneo robusto, ancho y armado con unas potentes mandíbulas provistas de dientes cortos, pero afilados.  Este tipo de cráneo hace pensar a los expertos que esta rana pudo alimentarse de pequeños vertebrados, incluidos dinosaurios.
Su esqueleto se pudo parecer al de Ceratophrys cranwelli, conocida como la "rana pacman".

Ciertos aspectos morfológicos como la pérdida de membrana timpánica indican, por analogía con algunos anuros actuales, que Beelzebufo era un excavador. Este dato esclarece uno de los problemas que plantea Madagascar durante el Cretácico, y es que su clima estaba diferenciado por dos estaciones: una seca y otra húmeda. Es de suponer que la "rana diablo" enterraba su cuerpo e hibernaba durante la época seca, saliendo de su refugio junto con las primeras lluvias.

Beelzebufo comiendo un pequeño dinosaurio.

Muchos capítulos quedan por escribir en el libro de las ranas gigantes primitivas. Uno de esos capítulos acaba de empezar a escribirse en Sierra Dorotea, Chile. Allí, paleontólogos de Chile y Canadá, han encontrado un fósil que rompe el record del Beelzebufo. Sólo se ha encontrado una parte del húmero de esta rana extinta, bautizada como Calyptocephaella indet, que vivió hace 40 millones de años.

Fósil de Calyptocephaella indet.
El tamaño del húmero se estima era de 12 cm, lo que proporcionalmente da como resultado una rana de aproximadamente 55-60 cm (recordar 40 cm en el caso del Beelzebufo), y de hasta 1 metro con las patas estiradas.Su descubrimiento fue casi paralelo al del Beelzebufo, pero ese pequeño fragmento de húmero estuvo almacenado durante 7 años, hasta que se pudo identificar.

Esperamos que nuevos descubrimientos arrojen luz sobre esta nueva especie y sobre posibles nuevos animales cada vez más sorprendentes. 


Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.drosophilia.com, 
Fotografías: deadtimes.wikia.com, imageck.com
Fuentes:
- Evans, Susan E.; Jones, Marc E. H.; Krause, David W. (2008). «A giant frog with South American affinities from the Late Cretaceous of Madagascar». Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America.
National Geographic - Animals. "Devil frog Beelzebufo ampinga". 

viernes, 9 de octubre de 2015

Las piedras de Ica: Tercera parte.

INVESTIGACIÓN DE VICENTE PARÍS.
"Al principio fue el propio Cabrera quien nos daba los dibujos para que se los grabásemos en piedras. Pero después, cuando vio que yo decía la verdad a la gente, dejó de darme trabajo y empezó a decir que yo estaba loca. A partir de entonces sólo encargó trabajos a Basilio".
Investigador Vicente París.

Así de rotunda se muestra Irma ante el investigador Vicente París durante una de las entrevistas que ambos mantuvieron para el reportaje "Las piedras de Ica el fin de un mito", en la revista Año Cero (1996).
Uno de los días Vicente París preguntó a la huaquera si sería posible ver como manipulaba y tallaba una de esas piedras, de la misma manera en la que lo hacía para Cabrera, Irma accedió.

El Sr. París documentó todo el proceso de realización de un gliptolito. Lo fotografió y lo describió:
"Irma lavó las piedras. Luego cogió una de ellas, la secó con un paño y con un simple lápiz dibujó en la superficie el boceto de un hombre gliptolíptico. A continuación, procedió a grabar ese mismo dibujo en la piedra con un trozo de sierra para metal. Para envejecer la piedra, la cubrió con excrementos de burro, le echó un poco de combustible y prendió fuego al conjunto. La cocción puede durar, a veces toda la noche, pero en esta ocasión la redujo a una hora. No podíamos esperar más. Una vez apagado el fuego, enfrió la piedra en un recipiente con agua, la lavó y rellenó los surcos con un poco de barro de color claro a fin de hacer resaltar el dibujo. Finalmente, aunque no es imprescindible, procedió a darle una capa de betún negro que dio a la piedra mayor contraste".
 
El resultado final era idéntico a las piedras que el Dr. Cabrera almacenaba en su museo y en un tiempo muy reducido.
Pero las indagaciones de Vicente París no se quedaron ahí. Envió varias piedras recogidas en sus frecuentes viajes a Ocucaje para ser analizadas.
Antonio Lamich, fundador del Grupo Hipergea, fue uno de los que examinaron las muestras.


"En su informe (…) nos hizo notar la presencia de varios gránulos de papel de lija en las grietas de una de las piedras. Estaba claro que ¡era falsa! (…) al año siguiente obtendríamos un soberbio ejemplar de manos de Basilio, representando una de las famosas "naves voladoras". A diferencia de los precedentes, éste estaba sin embetunar. Por supuesto, Basilio me aseguró que era auténtico. Lo introduje en la bolsa y no lo toqué hasta regresar a Madrid. Una vez en mi domicilio lo coloqué sobre la mesa de mi escritorio y me dispuse a examinarlo con todo cuidado. Mi sorpresa no pudo ser mayor, Allí, junto al surco de las patas de aquella "nave voladora", se encontraban varias líneas del lápiz rojo que Basilio había olvidado borrar. Irma, por tanto, no había mentido: el proceso era básicamente el mismo. Sólo que Basilio - más sofisticado que su vecina - prefería usar lápices de colores debido a que destacaban mucho más sobre la piedra.".



INVESTIGACIÓN DE JOSE ANTONIO CARAVACA.
El investigador Jose Antonio Caravaca ha dedicado parte de su trabajo a calcular el número aproximado de gliptolitos existentes usando las referencias históricas de los diferentes coleccionistas. Teniendo en cuenta el número aproximado de piedras y dando como supuesto que todas fueran falsas, ha realizado una estimación para saber si es factible que pudieran ser realizadas de forma artesanal por los huaqueros.

Investigador J. A. Caravaca.
Las estimaciones de Jose Antonio Caravaca se realizan usando en los cálculos a un único huaquero como artesano productor de gliptolitos. Aunque sabemos que en algunos momentos hubo un mínimo de dos e incluso más personas.

En la tabla a) observamos dos detalles reveladores: que el número de piezas aumenta progresivamente a un ritmo importante y que los datos indican que un único huaquero pudo confeccionar todas las piedras. Hay que tener en cuenta además que la mayoría de los gliptolitos de la colección de Cabrera son de pequeño tamaño, los grandes y complejos son escasos. (Se recomienda ampliar las tablas para observar mejor los datos).

A continuación en la tabla b) se muestra el volumen general de piezas de todas las colecciones conocidas, incluida la del Dr. Cabrera. Aun así los valores no son imposibles con el resultado de 7 piezas por día.


Y en la última tabla c) tenemos en cuenta los datos hasta el 2010. El número estimado de piedras a fabricar al día, teniendo en cuenta que la referencia de las 60.000 es al alza, es de algo más de 3 piedras al día.


Pero el trabajo de Jose Antonio Caravaca no se limita sólo a ese trabajo estadístico. El análisis artístico de las piedras y su analogía con las cerámicas de la zona reveló semejanzas interesantes.

Caravaca alertó sobre el parecido entre los "pájaros" y las aves representadas en las cerámicas precolombinas. Los huaqueros tenían contacto con la arqueología del lugar y dichas cerámicas pudieron ser fuente de inspiración a la hora de realizar las falsificaciones.

También la ornamentación de algunas figuras es sospechosamente coincidente con las cerámicas de culturas conocidas de la zona.



INVESTIGACIÓN DE FÉLIX ARENAS Y Mª DEL CARMEN OLÁZAR.
Escritor Félix Arenas.
En el año 2002 Félix Arenas y Mª del Carmen Olázar viajaron a Perú con un propósito, encontrar piedras de Ica en una excavación sistemática. Para ello contaron con la colaboración de Basilio Uchuya y sus hijos, que durante varios días realizaron excavaciones en el Cerro La Peña. 

Durante el proceso se recogieron dos muestras llamadas "M-8" y "M-5". Dichas piedras tenían grabados y estaban asociadas a material con carbonatos que se pudieron datar.  

Muestra M-5.
"M-5" estaba poco sedimentada y los carbonatos dieron una antigüedad en las pruebas de termoluminiscencia de 61.196 +- 5.493 años. En esta piedra como vemos en la fotografía se representan a unos hombres en una supuesta operación, aunque bien podría ser una "autopsia" proceso de amortajar un cadáver, o un sacrificio. 


"M-8" apareció asociada a un trozo de tela. La datación por termoluminiscencia dio una antigüedad de 99.240 +- 8.658 años. A la tela se le pudo hacer una datación por carbono 14 que reveló que pertenecía al siglo VI ó VII. En la fotografía podemos ver la imagen representada en la piedra, similar a un ave.
Muestra M-8 "in situ".

Estos descubrimientos sorprendieron a los más escépticos, puesto que en tiempos recientes no se habían encontrado piedras en una excavación y tampoco se habían podido datar.
Adjuntamos las principales páginas del informe realizado en 2003 en el laboratorio de datación y radioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid, gracias a la colaboración de Félix Arenas, que nos ha cedido el material.
Muestra M-8 en detalle.
Hay que añadir que las piedras que hasta ahora habían aparecido en excavaciones arqueológicas, siempre estaban asociadas a tumbas, no ocurre lo mismo con estas piedras encontradas por Félix Arenas y Mª del Carmen Olázar. Además hay que recordar que en las piedras encontradas por estos investigadores no hay representados dinosaurios o formas tecnológicas extrañas. 

Recomendamos para más información leer el libro: "La verdad sobre las piedras de Ica" Editorial Sirio.


INVESTIGACIÓN DE GERMÁN ZANZA LÓPEZ.
Las piedras de Ica han llamado mi atención desde que era pequeño. Dinosaurios y seres humanos enzarzados en peculiares e imposibles batallas hace 65 millones de años.
Germán Zanza.

Hablar de todos los errores en los dinosaurios representados en las piedras sería demasiado extenso, pero sí puedo destacar ciertas características generales que se aprecian a simple vista en los dibujos de los dinosaurios tallados en los gliptolitos.
Cualquiera que tenga conocimientos sobre paleoilustración se dará cuenta de que son "estilos" artísticos utilizados desde los años 20' hasta los años 80' aproximadamente.

Además los grandes avances de la paleontología no se ven reflejados en las piedras de Ica. Sus dinosaurios tienen rasgos característicos de la paleontología del pasado: cuerpos muy erguidos, aspecto rectiliano, lento y pesado. Y como ejemplo de todo el conjunto podemos poner la ilustración de Rudolph F. Zallinger. Al Tyrannosaurus rex de su obra más famosa se le apodó el "barrigón" y el parecido con el dinosaurio carnívoro del gliptolito es muy llamativo (número 1).

Dinosaurios marcados con nº 1 y nº 2.
La forma en la que se articulan los esqueletos de los grandes terópodos no tienen nada que ver con este tipo de dibujos, que resultan anticuados.

Pero esa misma piedra tiene otra curiosidad, hay otro dinosaurio que he etiquetado con el número 2. Al verlo, su silueta me recordó a una famosa ilustración del autor John Sibbick. En dicho dibujo se representa a un Iguanodon, un dinosaurio herbívoro muy conocido.
Quería comparar la ilustración de Sibbick con la imagen de la piedra de Ica, y mientras buscaba el archivo de nuevo me topé con otro gliptolito diferente que tenía una imagen similar. El dinosaurio aparece etiquetado con el número 3.

Dinosaurio con nº 3.
Era sorprendente, ambas piedras tenían dibujos con un gran parecido entre sí y también con el Iguanodon de John Sibbick.

Ante ese interesante detalle busqué dibujos similares de ese tipo de Iguanodon. Por desgracia no he podido tener acceso a todo el material que me hubiera gustado, pero pese a dicha limitación, las imágenes descubiertas con un patrón similar es llamativo.

Como suelen decir: una imagen vale más que mil palabras. Así que abajo expongo un gráfico con varias piedras donde se representan dinosaurios con una morfología similar, he extraído su silueta y la comparo con la silueta del Iguanodon de Sibbick.


Se recomienda ampliar imagen para apreciar los detalles.

Hay que tener presente que las piedras tienen forma redondeada y que la silueta no ha sido adaptada a dicha forma, presentado las "deformidades" propias de una imagen extraída de una fotografía en 2 dimensiones.

Es cuestión de cada uno apreciar las semejanzas: ver como se posicionan las patas traseras de igual manera, como la forma del cuello es practicamente idéntica y como además la representación de ese dinosaurio, el Iguanodon, hoy en día, es radicalmente diferente. 

Ilustración de Raúl Martín.

ENLACE PRIMERA PARTE.

Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: J.A. Caravaca, A. Veciana, Los divulgadores.
Fuentes:
Blog: caravaca.blogspot.com.es
Libro: La verdad sobre las piedras de Ica. Autores: Félix Arenas y Mª del Carmen Olázar.
Blog: losdivulgadores.com 
Agradecimientos:
Quiero dar las gracias a Félix Arenas por su paciencia e interés y por ceder parte de su material. 
Imprescindible contar con Vicente París, pilar fundamental al hablar de las piedras de Ica. Gracias por el interés mostrado y por mantener la comunicación durante este trabajo.
Y gracias a Jose Antonio Caravaca motor que inspiró este trabajo. Tú pasión por el misterio y por llegar hasta la verdad es envidiable. 


martes, 6 de octubre de 2015

Las piedras de Ica: Segunda parte.


LAS PRIMERAS PIEDRAS.
Es en 1960 cuando se comienza a hablar de las piedras de Ica, como refleja el arqueólogo Alejandro Pezzia Assereto en su libro "Ica y el Perú precolombino" escrito en 1968: 

“es interesante indicar que las referidas piedras grabadas o cantos rodados, vienen intrigando a los arqueólogos, al parecer por primera vez desde el año 1960. Los trabajos científicos realizados en Ica por Uhle, Tello, Kroeber, Strong, Rowe y muchos expertos nacionales y extranjeros, nunca lograron descubrir tan importantes testimonios"

El arqueólogo Herman Busse de la Guerra, también se posiciona al respecto en su libro “Introducción al Perú” (1966):
 
“La primera noticia de este arte en piedra la tuvieron los hermanos Soldi a finales de 1961, cuando algunos "curiosos", residentes en la parte Sur del valle de Ica, les mostraron ejemplares obtenidos en tumbas de la región."

Los primeros por tanto en tener piedras de Ica en sus manos fueron los hermanos Carlos Soldi y Pablo Soldi. Herman Busse de la Guerra describe las piezas en su libro:

"Carlos Soldi ha clasificado las piezas de su colección -todas ellas adquiridas a los huaqueros, sin otras referencias que las imprecisas de estos hombres rústicos-, obteniendo los siguientes resultados: 46 antropomorfas, 11 de pesca, 12 de lobos marinos, 18 de aves, 6 de langostas o camarones, 6 de serpientes y 4 de sapos. El resto son un grupo miscelaneo."
 
Piedras de la colección hermanos Soldi. Fuente: A. Veciana.

Ésta es la primera referencia escrita que describe las piedras de Ica. Cabe destacar que en ningún momento  representaciones peculiarmente extrañas que llamen la atención de los coleccionistas Soldi. Y también hay que destacar que las piezas proceden del comercio de los huaqueros (saqueadores de restos arquelógicos).


PIEDRAS EN LAS TUMBAS.
Hay tres excavaciones arqueológicas documentadas en los años 60 en las que aparecieron piedras de Ica, hacemos un repaso rápido sobre ellas.

1ª Piedra
Santiago Agurto Calvo, durante la excavación de una tumba de Paracas en 1966, descubrió una roca labrada de 7 cm de largo, 6 cm de ancho y 2 cm de grosor, la imagen representaba una flor o estrella estilizada. 

Alejandro Pezzia indica en su libro:

“las evidencias asociadas con la piedra corresponden al estilo Paracas-Cavernas de Ocucaje y su edad puede estimarse en 2.300 años”







2ª Piedra.
Alejandro Pezzia tuvo la fortuna de encontrar dos piedras en dos tumbas en el cementerio de San Evaristo de la Hacienda Toma de Luz, de la Región de Callango del Valle de Ica. Pezzia se refiere de esta manera al hallazgo:


 “el diseño representaba un pescado de cuerpo alargado, cabeza grande con la boca y ojos medianos. Ostenta una gran aleta dorsal, dos pequeñas ventrales y una bronquial. La cola es robusta y termina en una aleta caudal simétrica”.

Tamaño de la piedra: 6,5 cm de largo, 4,5 cm de ancho y 2 cm de grosor. La antigüedad estimada oscila entre 900 y 1.200 años D.C.





3ª Piedra.
En la segunda tumba correspondiente a las excavaciones de Pezzia, describe lo siguiente:


“Sobre la sección superior del cráneo ubicado al oeste (…) se halló en posición horizontal y derecha una piedra de andesita de color negro de forma elíptica y casi plana con 66 milímetros de diámetro mayor y 45 milímetros de diámetro menor con 16 milímetros de grosor aproximadamente, encontrándose grabada en una de sus caras en la técnica incisa con el diseño de una llama”.  

La antigüedad oscila entre 1.200 y 1.400 años.

Podemos concluir esta primera parte diciendo que en 1961 se habla por primera vez de piedras labradas con símbolos, y que hasta 1966 no hay referencias de grabados representando a dinosaurios, aparatos tecnológicos avanzados u operaciones quirúrgicas.


LA HISTORIA DEL DR. CABRERA.
En su libro “El mensaje de las piedras grabadas de Ica” (1976), el Doctor Javier Cabrera Darquea dice lo siguiente:

“entonces pude ver por primera vez una gran cantidad de estos grabados pétreos. Vi dibujos de aves, lagartos, arañas, serpientes, peces, camarones, sapos, tortugas, llamas”.

En el párrafo anterior el Dr. Cabrera, describe la colección del hermano de Félix Llosa Romero. Félix fue amigo de infancia de Cabrera y quien además le regaló la primera piedra grabada al cirujano. Podemos apreciar como la descripción del Dr. Cabrera no menciona dinosaurios ni nada parecido a operaciones quirúrgicas.  Aparecen sin embargo animales muy representados en las abundantes cerámicas precolombinas de la zona.

En 1966 Cabrera comienza la colección de las piedras de Ica. Usa su posición privilegiada como Presidente en la Casa de la Cultura de Ica para ubicar ahí dicha exposición. Cuando éste es cesado en 1968, la traslada a su domicilio, utilizando la planta baja de la casa como Museo, donde permanecen las piedras de Ica desde entonces.

Basilio Uchuya.
Eran dos los huaqueros principales que proporcionaban las piedras a Cabrera, por lo tanto no hay método científico, tampoco desvelan el yacimiento donde las consiguen.
Uno de esos huaqueros es Basilio Uchuya, otra es una mujer, Irma Gutierrez de Aparcama, ambos son los principales suministradores de gliptolitos (nombre con el que Cabrera se refiere a las piedras de Ica).

Cabe destacar que a partir de esta fecha (1966) es cuando Cabrera comienza a adquirir piedras sorprendentes con dinosaurios luchando con humanos, supuestas máquinas voladoras y curiosamente operaciones quirúrgicas, la disciplina que desarrollaba el doctor Cabrera. 

Irma Gutierrez. Fuente: A. Veciana.
Comienza a especular sobre un mensaje oculto en las piedras con millones de años de antigüedad dejado por una civilización perdida que convivió con los dinosaurios, que poseía conocimientos en medicina muy avanzados y tecnología imposible hace más de 65 millones de años.
El mensaje al que hace referencia es complejo y solamente él es capaz de interpretarlo. Sirva el siguiente texto como ejemplo de las interpretaciones de Cabrera:

Doctor Cabrera Darquea.
“una figura cuyo significado no es lo que ha simple vista representa la figura, sino algo que la trasciende; por ejemplo el dibujo de un ave es el símbolo de aparato de vuelo; la figura del alticamellus (camélido primitivo) es el símbolo de que el incremento calorífico del planeta solo permite la vida de animales resistentes a altas temperaturas; el dibujo de una pirámide es el símbolo de un complejo sistema tecnológico captador, acumulador y distribuidor de energía; la figura de la hoja puede significar energía biológica, conversión de energía fotónica en electrónica o también energía cognoscitiva (capacidad reflexiva del hombre)”.

No hay una base objetiva detrás de las suposiciones de Cabrera, y nada sirve para sustentar sus afirmaciones, todo es fruto de una visión particular e interesada.

En 1968, Cabrera posee la mayor de las colecciones de piedras de Ica, con 1.500 piezas. Recordemos que todas ellas proporcionadas por huaqueros que no revelan datos sobre el yacimiento. Y su colección llegará hasta las 11.000 piezas.


SOSPECHAS Y CONFESIONES.
Basilio Uchuya confesó en 1975 ante la Policía de Investigaciones del Perú y ante la prensa de su país, que todas las piedras que había sumistrado al Dr. Cabrera eran en realidad obras de artesanía que él mismo había realizado.
Hay que tener en cuenta que el comercio de objetos arqueológicos en Perú es un delito que se castiga con la cárcel y era a eso a lo que se arriesgaba Basilio dada su manifiesta actividad como huaquero.
B. Uchuya tallando una piedra.

Pasado un tiempo y escudado en que de lo contrario hubiera acabado en la cárcel, Basilio aclaró que se había visto obligado a mentir y que en realidad las piedras eran auténticas, aunque para entonces ni siquiera las autoridades del país se tomaban en serio el asunto y le permitieron continuar con el comercio de las piedras talladas.

Pero para desgracia de Basilio, Irma Gutierrez también confesó el fraude. 


ENLACE PRIMERA PARTE.

Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: J.A. Caravaca, A. Veciana, Los divulgadores.
Fuentes:
Blog: caravaca.blogspot.com.es
Libro: La verdad sobre las piedras de Ica. Autores: Félix Arenas y Mª del Carmen Olázar.
Blog: losdivulgadores.com 
Agradecimientos:
Para la realización de esta segunda parte quiero dar las gracias especialmente a Jose Antonio Caravaca por toda la información prestada y por el importante e interesante material fotográfico que me ha cedido.