sábado, 28 de mayo de 2016

El primer T. rex en Europa.

Tristan está en Berlín aunque no ha llegado para quedarse. Desde el 17 de Diciembre de 2015 reside en el Museo de Historia Natural de la capital alemana y ahí permanecerá durante 3 años. En este punto deberíamos decir que Tristan Otto es un Tyrannosaurus rex y la mejor oportunidad de la historia para ver un Tyrannosaurus de cerca si vives en el continente europeo.
 
Tristán fue descubierto en el año 2010 en Hell Creek, Montana, Estados Unidos. Y fueron necesarios 4 años para excavar y preservar sus fósiles, un total de 170 huesos que convierten a este T. rex en el tercer ejemplar más completo de la historia.

Las leyes estadounidenses difieren de las españolas y el fósil de Tristan fue subastado. Niels Nielsen  fue el afortunado que pujó más alto y se hizo con el esqueleto, al que bautizó como Tristan Otto, los nombres de sus hijos.

Cráneo original de Tristan.
Ahora, el acuerdo al que ha llegado Nielsen con el Museo de Historia Natural de Berlín nos acerca por primera vez en la historia un Tyrannosaurus rex al continente europeo. Nunca antes un ejemplar original ha sido expuesto en Europa. 

La suerte además está de nuestra parte, porque Tristán posee el cráneo más completo de su especie con un 98% de tejido óseo fosilizado. Por cuestión de fragilidad y de peso, el cráneo se expone en una vitrina aparte y en el esqueleto se ha dispuesto una réplica exacta de un peso muy inferior.

Autor junto a Tristan.

Si eres un apasionado de los dinosaurios o simplemente el destino te acerca a Berlín, aprovecha la oportunidad y visita a Tristan porque puede que sea la mejor oportunidad para ver un Tyrannosaurus rex original sin cruzar el Atlántico.



Autor: Germán Zanza López.
Fotografías:  Germán Zanza López.
Fuentes: 
- www.naturkundemuseum.berlin
- Oficinas de turismo Berlín.

lunes, 9 de mayo de 2016

La lucha por ser el cocodrilo más grande.

¿Cuál fue el mayor cocodrilo prehistórico?

Dependiendo de a quien realicemos la pregunta, la respuesta cambia. Por desgracia los fósiles de los cocodrilos gigantes prehistóricos no aparecen completos y tan sólo partes aisladas del esqueleto y fragmentos forman el puzzle de la discordia.

De lo que estamos seguros de momento, es que tres especies rivalizan por el primer puesto en este peculiar ranking.


DEINOSUCHUS
Deinosuchus junto a tirannosaurido.
Vivió hace 75 millones de años a finales del período Cretácico. Hay que señalar que en realidad no es un cocodrilo, siendo pariente de los aligátores americanos.
Su boca es ancha y robusta, lo que permitía a esta especie girar sobre si misma para desmembrar la carne de sus presas como hacen los cocodrilos actuales. Abajo: Video giro de la muerte.

Por sus características los paleontólogos suponen que se alimentó de animales terrestres, dinosaurios, a los que acechaba desde el agua. Fósiles de algunos dinosaurios herbívoros muestran marcas de dientes de Deinosuchus, manifestando así la prueba definitiva sobre su dieta. En cuanto al tamaño, oscila entre los 10-12 metros.


PURUSSAURUS
Mandíbulas fuertes, robustas, planas y anchas. Era un pariente de los caimanes aunque vivió hace 13 millones de años durante el Mioceno. De los tres candidatos, es el único que no vio dinosaurio alguno, y tampoco pudo alimentarse de ellos. Su dieta incluía peces, tortugas y mamíferos que compartían su hábitat.

Ilustración de Purussaurus.
Al igual que el Deinosuchus, Purussaurus también podía rotar sobre sí mismo para ejercer fuerza y trocear a su presa. Poder realizar el "giro de la muerte" convertía a estos enormes cocodrilos en depredadores letales. Su longitud se estima en 11-12 metros.



SARCOSUCHUS
De este cocodrilo tan sólo se habían encontrado placas dérmicas y dientes de gran tamaño. Por suerte, Paul Sereno, descubrió un cráneo completo que arrojó luz sobre esta criatura. Sabemos que vivió hace 110 millones de años, al comienzo del período Cretácico.
Reconstrucción Sarcosuchus.

El morro es alargado y estrecho, en su extremo las fosas nasales sobresalen abultadamente al igual que sus cuencas oculares, situadas en el centro del cráneo y elevadas. Estas dos adaptaciones permitían al Sarcosuchus acechar a presas terrestres tanto con la vista como con el olfato sin exponer su cabeza al completo.

Su alimentación se debió de componer de peces y animales terrestres de pequeño y mediano tamaño. Sobre su tamaño todo son conjeturas y se estima que su longitud rondaba los 11-12 metros de longitud.


En la imagen de abajo se muestran los cráneos de las tres especies junto al cráneo de un cocodrilo marino actual y un cráneo humano.
De izq. a dcha. Purussaurus, Deinosuchus y Sarcosuchus.
 
Como vemos ningún dato es concluyente y lo único obvio es que cualquier cocodrilo actual empequeñece ante estos gigantes. Hay que tener en cuenta que los datos que se aportan en esta entrada acerca la longitud son estimaciones realizadas por los científicos. Si bien tienen en cuenta parámetros biomecánicos, son meras aproximaciones y no evidencias científicas.


Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: natgeo.dk
Fuentes: 
Blanco, R. E.; Jones, W. W.; Villamil, J. N. (16 de abril de 2014). «The 'death roll' of giant fossil crocodyliforms (Crocodylomorpha: Neosuchia): Allometric and skull strength analysis».
- Documental "supercroc" National Geographic.
- Documental "paleoworld", Discovery Channel.
Schwimmer, David R. (2002). «A Genealogy of Deinosuchus». King of the Crocodylians: The Paleobiology of Deinosuchus.


https://www.jurassic-dreams.com/

lunes, 2 de mayo de 2016

La cena del Mamut.

Cuenta la leyenda que en 1951 un grupo de aventureros y exploradores se reunieron en torno a una mesa para degustar un exótico e inesperado menú: carne de mamut. Como toda buena leyenda ha sido alterada con el trascurrir de los años y la primera versión decía que la carne servida aquella noche era en realidad de Megatherium. Un antepasado del perezoso actual.

Muestra del menú.
La duda sobre lo que se degustó en aquella excéntrica velada ahora está resuelta gracias a la Diosa Fortuna, o mejor dicho, gracias a que el taxidermista Paul Howes no pudo asistir y solicitó que le remitiesen una muestra del menú.
Desde entonces, bañado en formol, un trozo de carne se ha conservado  en el Museo de Bruce Greenwich hasta 2001, fecha en la que la muestra se trasladó al Museo de Peabody de la Universidad de Yale.

La leyenda nace en El Club de Exploradores de Nueva York,  una asociación de aventureros y exploradores que todos los años celebran una cena en la que se ofrece un menú más o menos exótico: insectos, tarántulas o carne de cocodrilo, son algunos ejemplos de lo que podemos degustar. 
 
La carne de mamut que supuestamente se consumió aquella noche de 1951, procedía de un esqueleto congelado encontrado en Akutan Island por Bernard Hubbard.

¿Mamut o Megatherium? No es sólo curiosidad, ya que no hay pruebas fósiles de la presencia de Megatherium en América del Norte. Dado que la muestra proviene de Alaska, situaría al Megatherium extremadamente al Norte, algo impensable hasta la fecha. Parece más lógico pensar que se trata en realidad de Mamut, una especie que sí vivía hace 8.000 años en Alaska.

Megatherium.
En 2016 hemos obtenido al fin la respuesta a la pregunta y sabemos que es lo que se conserva en el tarro del Museo de Peabody, y por ende lo que cenó en 1951 "El Club de Exploradores" de Nueva York.
El resultado contiene como ingrediente principal la decepción, y es que el ADN no deja lugar para la duda. Lo que se cenó aquella noche era en realidad carne de tortuga, concretamente Chelonia mydas, conocida comúnmente como tortuga verde.


Así mueren las leyendas. Por suerte Paul Howes no tuvo excesivo apetito y guardó las sobras de la cena, de lo contrario hubiera quedado la eterna duda sobre el menú degustado: ¿Carne de mamut o de Megatherium?


Autor: Germán Zanza López.
Fotografías: www.elpais.com, www.reddit.com.
Fuentes: 
- Revista Plos. 
- Periodico El País.