jueves, 15 de junio de 2017

El Yeti de hace 1 millón de años.

Recreación de mandíbula en la nieve.
En 1902 fue descubierto el gorila de montaña (gorilla beringei), podemos imaginar a Robert von Beringe abriéndose paso junto a su grupo de exploradores por las selvas del Congo, machete en mano, cortando la maleza como quien desgarra un manto temporal que nos separa de un mundo por descubrir.  Y al final de ese camino, un animal increíble, el gorila de montaña. 

Aquella criatura cautivó a una comunidad científica ávida de conocimiento, y es que los grandes simios siempre nos han llamado la atención. Es como estar cara a cara con nuestros primitivos antepasados y en cierta medida es así, pues tan sólo hace 7 millones de años compartíamos antepasados con los chimpancés.

Así que es lógico que cautivados por los grandes simios surjan las leyendas, y el bigfoot, el yowie o el yeti pueblen con su fantasía nuestro bestiario popular. Y aunque su existencia no cuenta con el crédito científico en el pasado si hubo una criatura que pudo inspirar la leyenda.

A y B, mandíbulas de Gigantopithecus.
En 1935, Ralph von koenigwald descubrió los primeros restos de Gigantopithecus. Enseguida reconoció que se trataba de un primate gigante, pero sus investigaciones se vieron interrumpidas al ser capturado como prisionero durante la Segunda Guerra Mundial. 

Estudios posteriores confirman que fue el primate más grande conocido hasta la fecha, vivió hace 1 millón de años y se extinguió hace 100.000. En un principio se sugirió que podía tener una alimentación similar a la del oso panda, basada en el bambú, pero estudios recientes lo descartan. Se cree que su dieta era similar a la del orangután, con una dieta vegetariana generalista y en ningún caso fue carnívoro, como también llegó a proponerse.

 

Pero la pregunta es evidente, ¿Por qué se extinguió el Gigantopithecus?
Lo más probable es que se debiera a un cambio climático. Hace 100.000 años comienza la glaciación de Würm, y junto con ella disminuyó notablemente la extensión de bosques a favor de la sabana, reduciéndose por tanto su hábitat y la disponibilidad de su fuente de alimento principal. Esto, junto a la competencia con otras especies mejor adaptadas provocó la extinción del animal. Aunque quién sabe, hay quien piensa que algunos Gigantopithecus siguen vivos, solo que ahora los llamamos Yeti.


Autor: Germán Zanza López.
Ilustraciones: www.nutcrackerman.com
Fotografías: www.dinosaurhome.com
Fuentes:
- National Geographic en Español. 7 de enero de 2016.
- Ciochon, Russel L., John Olsen, and Jamie James, 1990. Other Origins: The search for the Giant Ape in Human Prehistory.

https://www.jurassic-dreams.com/ 

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